Una tan insólita como autoritaria determinación asumió este jueves el gobernado de Jujuy, Gerardo Morales, al expulsar de su provincia a 62 personas, turistas extranjeros en su gran mayoría, que se encontraban en La Quiaca y San Salvador de Jujuy. Las subieron a un micro y las enviaron hacia Buenos Aires. El micro fue detenido en un operativo en la General Paz realizado por la Policía de la Ciudad que informó que uno de los pasajeros tenía fiebre y fue derivado a un hospital. Después de estar más de tres horas retenido el micro fue escoltado por la Policía hacia distintos lugares de la ciudad.

Varias personas no querían realizar ese trayecto y proponían hacer la cuarentena en la provincia. Entre los pasajeros hay venezolanos, colombianos, brasileños y peruanos, además de varios argentinos. Tres organizaciones humanitarias presentaron un habeas corpus. Diego Morales, del CELS, sostuvo que “es descabellado que en un Estado de derecho se generen estas condiciones”. Desde esta organización se afirmó que las personas que estaban en el micro no incumplían la cuarentena obligatoria. Fueron subidas al vehículo y trasladadas por orden del poder ejecutivo de la provincia de Jujuy.

Voceros del gobierno porteño le aseguraron a CP que le han recriminado a Morales su actitud, fue inconsulta tanto con la Ciudad como con la Nación. Los expulsados no tuvieron ningun chequeo médico previo y se les llegó a decir que había aviones esperándolos para trasladarlos a sus país. El gobierno porteño debió destribuir a los 62 pasajeros en tres hoteles diferentes para que realicen la cuarentena.