El femicidio que por estas horas conmueve a toda la comunidad vuelve a dejar al descubierto groseras falencias en las estructuras institucionales de nuestro país cuyas consecuencias en muchas ocasiones resultan fatales. Úrsula Bahillo vivía en Rojas y tenía 18 años. La asesinó de 10 puñaladas el lunes último su ex novio, un policía de 25 años al que había denunciado hace varios meses por violencia de género.

El Ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Sergio Berni,  confirmó que el acusado estaba con carpeta psiquiátrica desde septiembre y que a raíz de ello ahora “no estaba cumpliendo ninguna función” en la fuerza. Los exámenes psicológicos para ingresar a esta fuerza de seguridad son laxos, deficientes en extremo. La cadena de responsabilidades que desencadenó en el asesinato de Úrsula es enorme y tiene una historia tan siniestra como añeja. El Estado debe ser riguroso en estos controles antes de darle uniforme y armas a un egresado de la policía.

En este contexto el ministro Berni le aclaró a la familia de Úrsula que el policía detenido, Matías Martínez, “no estaba cumpliendo ninguna función” en la fuerza, y había sido “apartado, sin arma reglamentaria, cumpliendo carpeta psiquiátrica”. De todas formas, el Ministro remarcó, y reconoció que “hay cosas que están fallando”, en clara alusión a una falla grave en el filtro que debería tener la bonaerense para evitar el ingreso de personajes con el perfil del asesino de Úrsula.

Bahillo había denunciado a Martínez por violencia de género y tenía una restricción perimetral. Los controles para que esta limitación que tenía el victimario no funcionaron. La restricción se quebró en más de una oportunidad, la justicia no actuó en consecuencia.

Úrsula vio venir el desenlace fatal, se lo expresó a su amiga Milagros quien en las últimas horas publicó los mensajes desesperados que por WhatsApp (foto).  “Úrsula aviso, fuimos a hacer la declaración y les chupo un huevo nos dieron un papel de mierda y nada más y hoy mi amiga está MUERTA. Ojalá se haga justicia por ella y por todas. Perdón ursu por no poder haber hecho más”, testimonió Milagros.