Finalmente, este sábado se reunió la mesa de diálogo entre los presos de la cárcel de Devoto con autoridades judiciales y penitenciarias, para analizar como continua el proceso tras el motín que protagonizaron este viernes medio centenar de reclusos, después de anoticiarse que dos integrantes del servicio penitenciario que trabaja en esta cárcel estaban contagiados con coronavirus. Acordaron una nueva convocatoria para el próximo jueves con presencia de magistrados.

La cárcel de Devoto es una vieja estructura carcelaria, cuyo certificado de defunción ya está fijado. Se trata del último gran establecimiento carcelario que queda en la Capital. Funciona bajo la órbita del Servicio Penitenciario Federal, fue habilitada en 1927. Tiene capacidad para albergar a 1811 internos. Primero se la denominó Unidad Nº2. Recién en 2007 pasó a llamarse Complejo Penitenciario Federal de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

En esta cárcel funciona desde 1987 el sistema educativo implementado por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Allí se creó el Centro Universitario de Devoto (CUD), en el cual se dictan carreras de grado como abogacía, sociología, psicología y ciencias económicas. Fue la primera cárcel que encaró este tipo de programas educativos.

En un futuro no lejano la penitenciaría de Devoto cerrará sus puertas, sus internos pasarán al penal de Marcos Paz que está siendo ampliado. El inmenso terreno, donado por la familia Visillac en los años veinte, quedará libre para potenciar negocios inmobiliarios en una zona que tendrá una mejor cotización.

Una vez que cierre sus puertas la cárcel de Devoto todos los detenidos y condenados por la justicia porteña serán alojados en la provincia de Buenos Aires. Cierto desequilibrio injusto se recoge en ese dato, y no es el único. Los porteños ya arrojan su basura diaria en tierras provinciales, también descargan líquidos cloacales, ahora también harán lo mismo con detenidos. Habrá que recordarlo cuando escuchemos las quejas de funcionarios de la Ciudad señalando la carga que representa para la administración local la atención en sus hospitales de pacientes de otras regiones, en especial de la provincia de Buenos Aires. El cierre de las penitenciarías de la ciudad (Caseros primero, Devoto ahora) se hacen sobre las espaldas bonaerenses.