Finalizó la quita del IVA que había establecido el gobierno anterior después de la derrota electoral de Macri en las elecciones Primarias del 11 de agosto, para los precios de los alimentos. Una medida que se diluyó al compás del voraz paso inflacionario. No llegó a tener un impacto directo en los bolsillos de los argentinos ya que el ritmo de aumentos en los precios aniquiló la posibilidad de ver descuentos.

La medida quedó como un reaseguro para las empresas para ajustar los precios al concluir el mismo. Las nuevas autoridades del equipo económico acordaron el regreso del impuesto controlando los precios que registrarán subas promedio del 7% en las góndolas de supermercados y comercios minoristas. El valor de la leche se mantenía sin cambios por la decisión del sector empresarial de absorber la totalidad del gravamen.