Por Claudio Leveroni

Con excepción del área metropolitana, que engloba la ciudad de Buenos Aires y el cordón bonaerense, el resto del país se encamina hacia una paulatina normalización de su actividad tanto social como productiva. El AMBA reúne el 90% de los casos nuevos que el Ministerio de Salud va informando en sus dos partes diarios. Es una zona donde conviven más de 11 millones de personas que deberán seguir a pie puntillas el aislamiento obligatorio si pretenden acorralar a la pandemia. Tanto es así que las autoridades sanitarias están analizando desde hace varios días dar marcha atrás con la flexibilización de esta semana. Es la recriminación mayor que le hacen a Larreta muchos jefes comunales bonaerenses que prefieren mantener un mayor control en la movilidad de la gente. Los barrios empobrecidos son los que más sufren. La Ciudad da testimonio en estos días de esta vulnerabilidad. En el Gran Buenos Aires la pobreza endémica es mucho mayor, de ahí el temor de los intendentes.

En el mientras tanto, la economía sigue su vida. El informe del Banco Central de esta semana fue terminante al demostrar el daño que produjo el virus neoliberal en los últimos cuatro años del país. En ese período se fugaron 86 mil millones de dólares. Lo más sorprendente es que solo 100 personas físicas están registradas como hacedores de casi 25 mil millones de esos dólares. Por si hacía falta, para ratificar que se viene de un gobierno que administró para los ricos, la AFIP aportó lo suyo también. En las últimas horas les advirtió a 950 argentinos que detectó cuentas no declaradas en Uruguay. Ninguna con menos de un millón de dólares, varias con más de 20 millones, según publica el periodista Raul Dellatorre en la edición de este domingo de Página 12. La cara más miserable de esa noticia es que un tercio de esos 950 millonarios presentaron declaraciones juradas que los exime de pagar Bienes Personales. Bingo.

La pulseada gobierno versus ricos y poderosos se irá acrecentando con el correr de los días. Cuando salgamos de la pandemia la pregunta de rigor será ¿Quién pagará los costos que deja el covid 19?. No hay muchas alternativas, serán los que más tienen o los pobres. Habrá tensiones, las lógicas por las resistencias a no quedar como deudor. Los ricos tienen gimnasia histórica para presionar por sus privilegios. Han domado antiguas rebeliones.

El oportunismo de los bonistas se observó en estos últimos días. Multiplicaron por tres sus propuestas para reencauzar el pago de la deuda. No trascendieron las características del planteo acreedor. En la tarde noche de este domingo el presidente Fernández las analizó con su equipo económico. El próximo viernes vence el plazo que el gobierno le puso a los bonistas para aceptar, o no, la propuesta de quita y el periodo de gracia que puso sobre la mesa. El viernes, también, hay un vencimiento de bonos. El gobierno no lo pagará. Si no hay respuesta positiva del 75% de los tenedores de deuda, el país ratificará su estado de default dejado por la “desadministración” de Macri.