La cumbre del Mercosur de este viernes se suponía protocolar. Nadie, a priori, imaginó que sería tan picante como resultó ser. La primera dosis de pimienta la puso el presidente uruguayo, Lacalle Pou, que prepeó reclamando un Mercosur más flexible. “Uruguay necesita avanzar, nuestro pueblo nos exige avanzar en el concierto internacional y por eso vamos a proponer formalmente que se discuta en la mesa el tema de la flexibilización”, y agregó un concepto más fuerte aún: “Obviamente que el Mercosur pesa, obviamente que su producción pesa en el concierto internacional, lo que no debe y no puede ser es que sea un lastre”.
En el cierre la respuesta de Fernández fue igualmente picante “Si nos hemos convertido en una carga, lo lamento. La verdad es que no queremos ser una carga para nadie. Una carga es algo que hace que a uno lo tiren de un barco y lo más fácil es bajarse del barco si la carga pesa mucho”. Acelerando un poco más en esa idea señaló la necesidad de terminar con “esas ideas que ayudan tan poco” a la unidad y cerró diciendo: “No queremos ser un lastre para nadie. Si somos un lastre, tomen otro barco. Pero lastre no somos de nadie”.
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