Papá Noel con la fuerza de la publicidad

Quienes peinan canas recordarán que de pibes, en esta época del año, el protagonismo central le pertenecía a los Reyes Magos. El ritual de las zapatillas puestas en las ventanas, junto a un poco de pasto y agua para sus camellos en la noche del 5 de enero, permitía conciliar el sueño con la ilusión de encontrarse, en la mañana siguiente, el deseo escrito en la carta hecho realidad. Claro, siempre y cuando la economía familiar podía acompañar.

Esa costumbre, ligada estrechamente al relato bíblico sobe el nacimiento de Jesús, comenzó a ser paulatinamente reemplazada en todo el mundo a partir de la década del 30. Una tendencia que se hizo más fuerte en nuestro país tres décadas más tarde. La aparición de Papá Noel, corrió a los reyes Magos del escenario principal, se impuso por encima de la celebración religiosa y con la extraordinaria potencia de una penetración publicitaria que dio paso a un enorme cambio cultural.

En 1931, Coca Cola le encargó al caricaturista Thomas Nast que dibujara un Papá Noel humanizado y cuya imagen fuera más cercana a las personas para su campaña navideña. Así surgió la figura barbuda y entrada en kilos con vestimenta roja, cinturón y botas negras que permanece hasta hoy en el imaginario popular. Se tomó como base para armar la historia de Santa Claus el poema que en 1823 escribió el inglés Clement Moore bajo el título ‘Una visita de San Nicolás’.

El escritor imaginó a Papá Noel surcando los cielos en un trineo llevado por, al menos, nueve renos (Rudolph, Donner, Blitcher, Cometa, Cupido, Brillante, Danzante, Centella y Zorro). El relato fantástico cuenta que Papá Noel vive en el Polo Norte acompañado de la señora Noel y de un grupo de duendes que son los encargados de fabricar los juguetes que desean los niños de todo el mundo.

Coca Cola, que había desembarcado en Argentina en 1943, se encargó de promocionar a Papa Noél con tanto éxito que desplazó la jornada de regalos del 5 de enero al 24 de diciembre, en lo que podría considerarse el mejor resultado en la historia publicitaria del mundo. Una fuerte campaña en 1964 (dibujo que ilustra la nota) fue la estocada final para instalar a Noel como el rey de los regalos de fin de año.

El éxito publicitario duplica su valor teniendo en cuenta que se impuso contradiciendo los intereses de una de las instituciones culturalmente más poderosas en todo el mundo que acumula más de 2.000 años de historia dominante, la iglesia católica. Sus sectores más ortodoxos fracasaron en los reiterados intentos de desmoldear al personaje publicitado surgido de la imaginación de un escritor. El ex arzobispo ultra conservador de La Plata, Héctor Aguer, llegó a afirmar que Papá Noel representa al imperialismo llamando a sus fieles a respetar los símbolos navideños como Dios dispone. “Acá (en Argentina) hay un cambio subrepticio porque han reemplazado a Jesucristo por Papá Noel y no lo digo en vano”, remarcó el prelado años atrás en un programa televisivo.

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