Por Claudio Leveroni

Para anunciar la extensión del aislamiento esta vez no hubo tridente. La postal acostumbrada quedó de lado. Síntoma que describe con claridad que algo se quebró puertas adentro del conciliábulo. Los protagonistas lo niegan, pero es indisimulable. El presidente Fernández explicó en una grabación de cinco minutos que habrá ciertas aperturas y le pidió a la población el consabido cuidado. El virus no está derrotado, por el contrario, la cifra trepó escandalosamente en los últimos días. Pocos se atreven a asegurar que no lo seguirá haciendo en esta semana.

Aunque falta un año aún para las elecciones primarias la oposición nunca perdió de vista el panorama electoral. Dos temas se entremezclan acrecentando la angustia en la tropa amarilla. La imagen alta del presidente y las causas judiciales que acorralan cada vez más a figuras prominentes del anterior gobierno. Para esmerilarlas asumieron como estrategia construir un dique de contención con dos premisas, asociar la cuarentena con la falta de libertad y la reforma judicial, impulsada por el gobierno, con la búsqueda de impunidad. La flojedad de ambos rótulos intentó quedar disimulada por el estímulo que garantiza la pesada batería mediática, esa misma que nunca dejó las armas y sigue en pie de guerra, como supo definir un comunicador central del Grupo Clarín que ya no está entre nosotros. Esta vez no alcanzó. La convocatoria a marchar frente al Congreso contra la reforma resultó un fiasco. Grupúsculos marginales se adueñaron del escenario. Sus delirantes mensajes fueron replicados socarronamente por los pocos medios que acompañan el andar del gobierno. Para colmo, una encuesta de la consultora Aresco detectó lo que parece palpable a simple vista. El 71% de los entrevistados evalúa como positivo el manejo del gobierno en el combate al coronavirus. Un round perdido por la oposición, solo eso. Está lejos de tirar la toalla. Clarín pide una pausa para reformular estrategias. Lo expone en su tapa de este domingo: “Cambiemos propone un acuerdo al gobierno para después de la pandemia”.

El juego mediático opositor puede derivar en consecuencias no deseadas por algunos protagonistas del ala dura del ex gobierno. Macri se quedará en Europa, no es un simple veraneo. Intuye que se está configurando un nuevo tablero en el que puede quedar con la debilidad suficiente para desprotegerlo de las consecuencias judiciales que conllevan las atroces determinaciones que asumió en la Rosada. Haber espiado a sus propios aliados es el justificativo que estos encuentran para despegarse definitivamente de él. Lo consideran un lastre político y hasta aventuran una candidatura a diputado nacional en las próximas elecciones. Ninguneo poco probable de aceptar, de presidente a diputado no hay antecedentes. Sus causas judiciales no serán motivo de ninguna negociación. Fernández dio orden precisa en ese sentido, no hay mesa judicial ni movida alguna. En los pasillos de Tribunales aseguran que a Macri se lo llevan puesto sus inconductas y los propios hombres de la justicia que siempre estuvieron enfrentados a las manipulaciones que ordenó. Jueces, fiscales, abogados que sintieron desprestigiada a la justicia con la aplicación de la pomposamente llamada doctrina Irurzún, y personajes que la aplicaron como Bonadío y Stornelli, quienes simbolizan lo más antijurídico en la mirada de quienes trabajan por una justicia más digna.

Una apuesta de Macri es Patricia Bullrich a quien puso al frente del PRO. La ex ministra ya dejó correr que tiene aspiraciones presidenciales para el 2023. Su consenso interno es escaso. Larreta está mucho mejor posicionado para semejante ascenso político. El Jefe de gobierno de la ciudad prepara su propio lanzamiento y ya comenzó a alinear a la tropa incorporando a María Eugenia Vidal para que retome su identidad porteña y se presente en el 2021.

En el mientras tanto el gobierno atiende urgencias y se aventura a fortalecer la economía nacional. Este lunes anunciará el porcentaje de adhesión al que se llegó con los bonistas bajo legislación extranjera. Las versiones señalan que estaría cercana al 90%. Suficiente para forzar la inclusión de todos y evitar reflujos judiciales de los fondos buitres. Cumplida esta tarea el ministro Guzmán avanza ahora en la negociación con el FMI, posteriormente lo hará con el Club de Paris. Al organismo que conduce la búlgara Kristalina Ivanova Gueorguieva ya le envió una misiva para comenzar a encuadrar las negociaciones. Desde hacienda le comentan a este cronista que la resolución definitiva demorara varios meses. Estiman primer trimestre del 2021. El FMI se encuentra atendiendo urgencias de un mundo que tiene al 90 % de las naciones en recesión. La pandemia hizo estragos, solo 12 países (todas pequeñas islas) no sufrieron el coronavirus. Nunca hubo una situación así en los últimos 120 años. El FMI debe asumir un protagonismo similar al que dio pie a su origen una vez finalizada la segunda guerra mundial. Reconstruir las economías destrozadas por la pandemia.

Alberto Fernández confía ciegamente en el manejo de su ministro de Economía. Reparte elogios que acompaña con datos que no solo están relacionados con la deuda externa. “Tengo en carpeta cifras que hablan de una recuperación rápida de nuestra economía, pero no quiero aún darlas a conocer”, señaló en la noche de este sábado en el estudio de C5N. Guzmán se ganó el respeto de todo el gabinete y hasta de la propia vice presidenta Cristina Fernández con quien tuvo pocos encuentros, pero con mucho bagaje informativo. El ministro presentará en el parlamento el presupuesto 2021 el 15 de septiembre. Ahí se verá su intención de fortalecer el consumo interno como principal motor de la reactivación acompañado de incentivaciones para las Pymes. “La recesión mundial obliga a apostar fronteras adentro y focalizar, puntualmente, las exportaciones de alimentos”, replican los hacedores de la estrategia económica de corto y mediano plazo. El protagonismo del sector agroindustrial será determinante en ese recorrido.