En medio de la crisis sanitaria mundial Noruega dio una muestra en estos días de su perseverante actitud en construir herramientas que ayuden a desarrollar una sociedad más justa, libre e igualitaria. Una extraordinaria apuesta al fortalecimiento cultural se observa con la inauguración de la nueva sede principal de la biblioteca Deichman Bjørvika en Oslo. Una moderna y dinámica estructura de seis pisos con 13.500 m2, que invita a explorar espacios que sirven para mucho más que contener 450 mil libros que resguarda entre sus paredes.

Deichman es la prueba de que las bibliotecas ya no son lo que eran. Son mucho mejores. Tiene un cine, talleres de medios, zona de juegos, salones y restaurantes. Se pueden ver películas, hacer podcast, aprender a tocar el piano, cortar y coser un vestido, cuidar un jardín vertical, imprimir cualquier cosa en 3D, y disfrutar de las vistas sobre el fiordo de Oslo. La biblioteca abre  de lunes a viernes de 8.00 a 22 horas y los fines de semana de 10.00 a 18.00 horas. Los visitantes pueden llevarse un libro o escuchar un disco, hay internet gratuito, ordenadores, instrumentos musicales y todo tipo de herramientas creativas. “No importa a por qué vienes, te irás con algo”, reseña un cartel de bienvenida.

La arquitectura de la biblioteca, diseñada por Lund Hagem Architect en colaboración con Atelier Oslo, está muy vinculada a su papel de edificio público. La parte superior voladiza anuncia su presencia a los visitantes que llegan desde el centro de Oslo y la estación central. Los cortes de la fachada marcan las entradas al edificio, pudiendo accederse desde el este, el oeste y el sur, dando así la bienvenida a gente de todos los lados de la ciudad. Los ejes de las diagonales atraviesan el edificio conectando los espacios interiores con las calles exteriores y el cercano edificio de la Opera. Por la noche el edificio se enciende y cambia de aspecto al igual que las actividades y acontecimientos que tienen lugar en su interior.