Por Claudio Leveroni

El discurso de Mauricio Macri en el Congreso este 1 de marzo representó el inicio de campaña para su reelección. Sin embargo, pudo haber tenido un efecto contrario y no solo para el electorado. En su propia estructura partidaria, y en los socios que lo acompañan en la alianza de gobierno, se dejó ver la disconformidad. Los gestos de Lousteau, que prefirió no acompañar con aplausos el segmento más virulento del discurso, las caras adustas del senador Pinedo y del autoexcluido diputado Emilio Monzó reflejaron sorpresa y hasta cierta molestia por las expresiones de Macri. El relato presidencial no solo tuvo un formato para ellos inesperadamente confrontativo, también tuvo demasiados datos falsos que no son difíciles de comprobar desde la mirada de un ciudadano común al que le dicen que la inflación bajó durante dos años y medio, o que se han creado 700 mil puestos de trabajo, o que estamos mal pero vamos bien. Al radicalismo este mensaje le vino bien para ratificar su postura de alejamiento de la figura de Macri, mientras van negociando provincia por provincia el armado de listas y candidatos para las elecciones del año. Se animaron a ponerle a Lousteau como rival de una interna que el PRO no les va a dar. La movida sirve para rasguñar algunos puestos más y mejorar los lugares a repartir para ocupar bancas de todo tipo. “Pedimos mayor participación en las decisiones que toma el gobierno, no estamos de acuerdo con muchas cosas que han hecho y lo dijimos. La etapa que viene debe ser distinta”, le comentó un encumbrado dirigente de las huestes de Alem, Yrigoyen y Alfonsín que prefirió charla en off con este cronista. Montados en el desatinado discurso de Macri en el Congreso, ahora, van por más. Expresaron el disgusto con gestos en sus bancas. Lo contrario a Elisa Carrio que, durante la exposición presidencial, tuvo momentos de exaltados aplausos y otros donde parecía dormir reposada en su banca. No hay duda que ella acompaña. De hecho, asumió y mantiene una férrea defensa de la pata judicial que acompaña al gobierno saliendo en defensa del acorralado fiscal Stornelli. El miércoles buscará recusar al juez Ramos Padilla que, pruebas en mano y por motu propio, se ofreció presentarse en el Congreso Nacional para despejar dudas que tengan los legisladores nacionales sobre su comportamiento en la causa. Las diputada oficialista Paula Oliveto aparece en las escuchas y whtaspp de D´Alessio que fueron capturas de sus tres teléfonos secuestrados en el allanamiento a su casa. Stornelli no presentó voluntariamente el suyo. El 7 de marzo debe presentarse ante Ramos Padilla en indagatoria. De comprobarse que las supuestas extorsiones judiciales a testigos en la causa de las fotocopias de los cuadernos que lleva adelante el Juez Claudio Bonadio son ciertas e incluyen a funcionarios judiciales, se está ante un escándalo institucional gravísimo, tanto como aquella que dañó al senado en el 2000 conocida como la ley banelco con sospechas de coimas para senadores (15 años después desestimadas por la justicia) para votar la reforma laboral.

Los cuestionamientos a la forma y el contenido del discurso agrietaron el frente interno de Macri con dardos que apuntan a Marcos Peña y Durán Barba como principales responsables de alimentar ese relato violento y fantasioso que dejó mal parado al presidente. Alientan reflotar a Vidal como candidata para tener chances electorales. La gobernadora no da señales en ese sentido, al menos por ahora. Se muestra como candidata a la gobernación, juega en inseparable tándem con Larreta. Los rebeldes internos más calmados se preguntan “si va Vidal a la nación, a quien presentamos en la provincia que tenga chances de ganar”. No les falta razón. La pelea electoral bonaerense no se presenta muy auspiciosa para la alianza Cambiemos. El GBA entrega encuestas arrolladoras en favor de Cristina Fernández. Si no es Vidal la candidata la brecha será mayor. Lo cierto es que el desatinado discurso de Macri dejó más dudas que certezas sobre su fortaleza interna para afrontar una reelección presidencial.