Por Héctor Gómez

Se llamaba María Luisa Beatriz, tenía 66 años. Una tarde del verano de 1984, desde el balcón de un séptimo piso se lanzó al vacío, entregando su vida al estrellarse sobre una solitaria vereda de la Ciudad de Mar del Plata.

Nacida en Rosario, aprendió desde niña a internarse en las aguas opacas del Río Paraná intentando con éxito, a los 15 años, competir con varones que también realizaban el cruce del río. Fue timonel en un bote de regatas de varones representando al Club Alberdi y no contenta con ello pidió una raqueta porque en el club, donde su padre atendía el bar, quería jugar al tenis. Cuando al final pudo enfrentar la red que separa los contendientes en ese deporte demostró que por algo quería la raqueta.

Un entrenador sueco, de apellido Sanders, reclutando jugadores para la Copa Davis, apenas la vio propuso integrarla al equipo nacional. Dejó Rosario y en Buenos Aires, durante 1937, participó de los Campeonatos Nacionales como Juvenil del Club de Tenis de Adrogue. Después representó al Buenos Aires Lawn Tenis y se convirtió en la primera mujer argentina ubicada en el ranking mundial. Más adelante dirá Comencé a practicar tenis en el Rowing Club de Rosario a los 12 años. A los 19 años vine a Buenos Aires y participé en varios campeonatos. En 1943, jugué para el Belgrano Athletic Club. Representé a la Argentina en 1.100 competencias internacionales, de las que conseguí, entre singles, dobles damas y dobles mixtos, 832 primeros puestos”.

Le decían La Piba y con su pequeña talla de 1,60, sus fuertes piernas y su atractiva belleza, obtuvo primeros puestos tanto en individual como doble y mixtos jugando en pareja con estrellas masculinas, como Enrique Morea. Viajando a Córdoba para un torneo en 1940, conoció a otro tenista, Heraldo Weiss, capitán del equipo argentino en la Davis, le impactó su figura e iniciaron una relación convertida en matrimonio dos años después. Matrimonio, por otra parte, imbatible en el deporte que tanto los apasionaba. Ella y Heraldo aprovechaban la buena figura y los excelentes vestuarios que lucían con elegancia, en donde se presentaban. Fue número uno del tenis en Argentina entre 1941 y 1948 gracias a su movilidad y buen revés. Participó en un evento paralelo al Gran Slam en Winbledon deslumbrando con su belleza, que atraía fotógrafos y  modistos que la invitaban a exhibir las nuevas prendas femeninas para ese deporte.

Aprovechando su figura también los joyeros le proponían exhibir sus cadenas y relojes. Imágenes de esa época la muestran compartiendo cocteles y eventos con personajes importantes de la política mundial. Su compañero de vida y deporte cercano al gobierno, le presentó al General Perón. Precisamente en esa época se llevaba adelante un amplio apoyo al deporte y conociendo sus virtudes el Poder Ejecutivo facilita sus viajes al exterior. La designan jefa de los Campos Deportivos recuperados para el Municipio de Buenos Aires en el Parque Tres de Febrero.

En 1952, víctima de un cáncer incurable fallece su esposo y compañero de glorias deportivas. Por esos extraños avatares del destino ese año también muere Eva Perón. Tiempo después María, ya convertida en Mary para el público, de visita en Olivos recibe la propuesta de matrimonio por parte de Perón. Ella no acepta argumentando no estar preparada para la política, habiendo existido antes en ese lugar Evita. La cercanía al Gobierno Peronista, que como en otras actividades deportivas fortalecía la presencia argentina, solo le significo odio de quienes además la cuestionaban por ser mujer.

En 1954 María viajó a Europa invitada a participar en los distintos eventos tenísticos. Estando allí se produce la llamada Revolución Libertadora, el golpe cívico-militar que derrocó a Perón. En 1956, jugando en el Abierto de Tenis de Alemania, la Asociación Argentina de Tenis, enterada de su participación, le solicita a la Asociación Internacional excluirla de los mismos por su condición de peronista. La solicitud es rechazada por considerarla infundada, autorizando la presencia de Mary en todas las competencias regidas por esa organización. Compite en las canchas de Europa y otros países hasta que, en 1959, gobernando Arturo Frondizi, retorna al país.

Impiadosamente ningún club tradicional de tenis la admite y solo la comprensión de Antonio Liberti, presidente de River Plate, la incorpora al equipo de tenis. En el Campeonato Interclubes de 1963 ninguna oponente quiere presentarse a jugar con ella. Unas por decisión propia y otras porque la institución a la que pertenecen no se lo permitía. Comentaría, con humor, que era por el temor a la derrota  y el riesgo de descender en el ranking nacional. Nunca le perdonaron el haber organizado un torneo de tenis con el nombre de Eva Perón. En 1980, ya vinculada al tenis solamente por una actividad comercial, un grupo de jóvenes peronistas decide organizarle una cena de desagravio en un restaurante elegido por ella para no alejarse del departamento donde convivía con su madre. Había dicho alguna vez “Si a Evita no le perdonaban ser mujer, conmigo no iban a ser menos. Yo además de peronista era una mujer que había logrado destacarme mundialmente en un deporte que, acá, era exclusividad de una elite y esas cosas no se perdonan”.  

Tres años después muere su madre y eso termina por agotar su espíritu deteriorado por tantos agravios, llegando a la triste decisión con que comenzó esta nota. Se llamaba para el público Mary Teran de Weiss y arrastraba  además el mismo estigma de su belleza que tampoco le perdonan a otras reconocidas figuras femeninas del peronismo.