El gobierno tomó la determinación de intervenir al Grupo Vicentín, que emplea a más de 7 mil personas, ante la inminencia de una segura quiebra. Lo hizo a través de un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU). La empresa arrastra una deuda superior a los 1.300 millones de dólares, entre los principales acreedores está el Banco Nación.

Vicentin fue creada en 1929 en la localidad de Avellaneda, ubicada al norte de la provincia de Santa Fe, por tres hermanos italianos, Máximo, Pedro y Roberto, que habían llegado al país nueve años antes. Crearon un comercio de acopio de granos y ramos generales que fue creciendo al compás de la multiplicación de áreas.

Pocos años más tarde se convirtió en una primera planta desmotadora de algodón, y en una pequeña fábrica de aceite. En 1966 se sumó a la extracción por solventes, que es el que actualmente se utiliza en el crushing de soja. Esta innovación aceleró el crecimiento de la compañía y posibilitó la construcción y puesta en marcha en 1979 de una segunda planta industrial localizada en Ricardone, en el sur de la provincia de Santa Fe. Fueron años donde, bajo la dictadura cívico-militar creció notablemente. En tiempos de recuperación democrática la justicia investigó su participación, en noviembre de 1976, de la desaparición de 22 obreros secuestrados despedidos mientras estaban en cautiverio ilegal.

En 1987 la empresa comenzó a operar desde su propia Terminal de Embarque, erigida en San Lorenzo, junto al río Paraná. Con la puesta en marcha de “Planta San Lorenzo”, en 1997. Vicentin duplicó su producción alcanzado la cifra de 10.000 toneladas por día. Durante 1998, la empresa ingresó al competitivo mercado interno argentino gracias a la comercialización de sus aceites de girasol y de oliva.

En 2008 compró la marca de algodones “Estrella” e inauguró una nueva planta textil profundizando el proceso hacia nuevos negocios que lo llevó a montar una bodega en Mendoza en 2016.

El descalabro financiero fue sorpresivo. En 2018 concluyó como la sexta exportadora de granos y subproductos de la Argentina, con un volumen superior a los 6 millones de toneladas.

El último tramo fue definitivamente caótico para la empresa.  Su endeudamiento creció al punto de estimarse en 1.300 millones de dólares lo que no impidió ser uno de los aportantes en la campaña electoral para la reelección de Mauricio Macri.