Por Claudio Leveroni

El gobierno sobredimensionó la derrota electoral del último domingo y abrió una grieta por donde se filtraron los intereses que naturalmente nutren a los sectores internos que conforma el Frente de Todos. La erupción tardó 72 horas en brotar. Este miércoles una sucesión de hechos provocaron máxima tensión en la estructura gobernante. Las renuncias presentadas por funcionarios que responden al kirchnerismo sorprendieron al presidente. El martes estuvo reunido en Olivos con Cristina Fernández bosquejando la agenda de medidas económicas que se anunciarán en las próximas horas como respuesta al resultado que dieron las urnas.

En la residencia presidencial surgieron diferencias por la distribución de recursos. No hubo emplazamiento al primer mandatario como insiste en plantear la prensa opositora relatando fantasiosos diálogos como si hubiesen estado sentados ahí. Mucho menos pedido de renuncia de Martín Guzmán. Desde el palacio de Hacienda comentaron que hubo un llamado de Cristina al titular de la cartera para aclararle que no había realizado tal pedido como la prensa opositora relata. En la charla de Cristina con Guzmán quedó sellado un próximo encuentro presencial.

La presentación de renuncias en el amanecer de este miércoles de todo el gabinete bonaerense al gobernador Kicillof fue un anticipo de lo que pasaría más tarde, tras la presentación del proyecto de ley de hidrocarburos. Martín Guzmán desplegó un discurso más extenso que el dado posteriormente por el presidente mechado con un perfil político no habitual en él. Pareció un mensaje tan  encubierto como indescifrable para la gran audiencia.

Pocos minutos después Wado de Pedro sorprendía comunicando su renuncia no irrevocable. Le siguieron sus pares Martín Soria, Juan Cabandié,  Roberto  Salvarezza, y Tristán Bauer. También lo hicieron La titular del PAMI Luana Volnovich, la directora ejecutiva del ANSES, Fernanda Raverta, la titular del INADI, Victoria Donda y la Secretaria de Comercio Interior, Paula Español. Otros integrantes del Gabinete como Felipe Sola, le adelantaron verbalmente la misma intención al presidente sin espesarla por escrito.

Sergio Massa se atrincheró con su propia tropa, es decir legisladores, ministros y funcionarios de distintas áreas que responden a su espacio, en las oficinas del Frente Renovador. Se erigió como prenda de paz. Se autodefinió como mediador entre las partes en conflicto. Hay un dato que sobresale de los demás tras la derrota dominguera del oficialismo. Hasta ese día había consenso en el Frente de Todos para sostener la reelección de Alberto en 2023. El lunes amaneció haciendo trizas esa posibilidad, Massa intuye que se le entornó la puerta grande para llegar a Balcarce 50. Un desafió para conducir al menos una parte del espacio que comparte don Alberto y Cristina.

El Movimiento Evita y Barrios de Pie se apresuraron a llamar a una movilización a Plaza de Mayo en defensa del presidente. Un rato antes, uno de sus referentes con oficinas en la Rosada, el Chino Navarro, se mostraba con un mensaje parecido al de Massa ante los periodistas que poblaban el patio de las Palmeras a la espera de novedades.

Este jueves será igualmente agitado. Quedan las dudas si habrá anuncios o se postergarán para la semana próxima. También se resolverá sobre las renuncias presentadas. El presidente deberá mostrar capacidad para sortear esta crisis que fue creciendo por haber sobredimensionado la derrota electoral.