Por Claudio Leveroni

Como si no tuviera una historia que pesa sobre sus espaldas la ex gobernadora María Eugenia Vidal descargó desde su cuenta en la red Twitter dos líneas que pretendieron tener un recorrido socarrón e irónico. “Inflación 2021: 50.9%. Dato mata relato”, escribió sin sonrojarse imagina este escriba.

Si ese comentario estuviese planteado desde el llano, por un asalariado, monotributista o comerciante, sería perfectamente entendible la sorna y el enojo. Viniendo de la ex gobernadora bonaerense aviva indignación.

Llamarse a silencio sería lo más razonable para quién participó con centralidad destacada de un gobierno que duplicó la inflación en nuestro país. La de 2019 fue del 53,8%, el índice más alto desde 1991. Para colmo, Vidal viene arrastrando jornadas cubiertas de tenebrosa oscuridad sobre su reciente pasado por el ejecutivo bonaerense.

El comentario twittero remite más bien a pensar que su real intensión fue correrse del complicado escenario que se le ha presentado, tras difundirse un video de notable evidencia sobre la existencia de una mesa judicial. Vidal deberá darle explicaciones a la justicia, está sospechada de conducir el armado de causas para perseguir y encarcelar opositores. Es extremadamente grave la acusación.

La justificación que dio Vidal sobre la reunión realizada en junio de 2017 ratifica la gravedad de los hechos. Desborda llamativa pobreza argumental. En los canales donde la alfombra roja se extiende a sus pies, dio explicaciones tan pobres que podría desarticular un alumno de primer año de abogacía. Remite a describir como un delincuente al “Pata” Medina, el dirigente de la UOCRA que terminó en prisión junto a su esposa por el armado de esta causa. Lo expresa dando a entender que con esa sospecha personal alcanzaba para llevarlo a prisión. Nada de debido proceso.

Agrega otra argumentación que atenta contra el intelecto de quien la escucha. Aseguró que la reunión fue para escuchar a empresarios que pedían ayuda. Si estas son las explicaciones que brindará ante la justicia, su futuro no parece nada venturoso.

La ex gobernadora paga factura a sus limitaciones. Sin la sapiencia necesaria se lanzó a jugar en las grandes ligas de la política nacional, lo hizo desconociendo el paño de las exigencias. Peor aún, sin conocer las trapisondas de sus socios de ocasión. Quien la espió, quien grabó esa reunión en oficinas del Banco Provincia, fue la Agencia Federal de Investigaciones que respondía al ex presidente Macri.

El video no fue el primer golpe desbastador para la vida política de Vidal. Las explicaciones pueriles que dio para justificar la compra de un lujoso departamento, tazado en más de medio millón de dólares, ubicado en el barrio más caro de la Ciudad de Buenos Aires, fueron desopilantes. Asegura que la parte vendedora le financió la operación.

La carrera política de la ahora diputada nacional parece desbarrancarse definitivamente. Las preferencias que dividieron casi en partes iguales al electorado en las últimas elecciones han acelerado los tiempos para encaminar precandidatos para la próxima contienda donde estarán en juego cargos ejecutivos. Vidal asomaba como sucesora de Larreta en la Ciudad, ese proyecto se desmoronó. El Jefe de Gobierno ya no la imagina para lo más alto del podio. Aspirantes sobran, no todos tienen los requisitos necesarios para un distrito con triunfo asegurado para la derecha vernácula.

Larreta tiene varios frentes que atender en su tránsito hacia la precandidatura presidencial. Aunque la dinámica en estas cuestiones no permite avanzar muchos casilleros para imaginar cómo concluirá la pulseada interna dentro de Juntos por el Cambio, se puede avizorar que posiblemente las primarias del año próximo encontrarán dos o más candidatos que quieran llegar a la Rosada por este sector.

El desembarco de Jorge Macri a la administración porteña lo coloca en el centro de especulaciones ante este nuevo escenario pos elecciones de medio término. El ahora ex intendente de Vicente López se ofrece como mediador entre los intereses de su primo ex presidente y Larreta. Bajo este paraguas cubre la intención de instalarse como candidato ungido para postularse en 2023 para conducir los destinos de la ciudad. Ese es el objetivo político central por el cual Jorge Macri dejó la intendencia más rica del Gran Buenos Aires. El ocaso de Vidal lo ayudó a abrir ese camino.