La realización del undécimo campeonato mundial de fútbol que se desarrolló en Argentina, fue un objetivo perseguido por todos los gobiernos que estuvieron en el poder desde 40 años antes de su realización. 

Recién a fines de la década del 60 nuestro país quedó como sede confirmada por la FIFA, el máximo organismo que rige los destinos del fútbol internacional. Desde entonces, el mundial se transformó en una cuestión de estado. Los gobiernos militares que encabezaron los generales Juan Carlos Ongania, Marcelo Levingston y Agustín Lanusse formaron y fortalecieron comisiones por donde comenzarían a esfumarse los primeros fondos destinados a la organización del Mundial 78.  Con la asunción del tercer gobierno Justicialista, se generaron algunas dudas sobre la posibilidad de realizarlo con todas las exigencias que planteaba la FIFA. Antes de la realización del mundial 74 disputado en Alemania, La FIFA formalizó a la Argentina como país organizador en el 78.

EL 1 de julio de 1974, la muerte del Presidente Juan Domingo Perón conmovió a la argentina. El fallecimiento del líder justicialista instaló un período de gran debilidad política para el gobierno, ahora encabezado por María Estela Martinez de Perón. La realización del campeonato volvió a estar en dudas. El 12 de octubre hace su debut como técnico de la selección Cesar Luis Menotti. Fue en cancha de River, frente a España. El encuentro sirvió como lanzamiento de una enorme campaña publicitaria que prometía la remodelación de estadios y la construcción de otros. Habría más caminos, nuevos hoteles, complejos deportivos, y se remodelarían los aeropuertos. El gobierno ratificaba el compromiso de organizar el mega evento.

A mediados de marzo del 76, la selección argentina inició una gira internacional. El, 20 en Kiev le ganan a Rusia 1 a 0, los memoriosos recordarán de ese encuentro con el césped totalmente blanco porque estaba cubierto de nieve. Al termino del partido la delegación recibió un telegrama de felicitaciones, firmado por María Estela Martinez de Perón. El 25 de marzo, un día después del golpe, la selección siguió con la gira establecida como si nada hubiese pasado. Le ganó a Hungría, pero esta vez, el telegrama de felicitaciones lo firmó Jorge Rafael Videla.

Con la irrupción militar en la vida política Argentina, surgieron nuevamente las dudas sobre la realización del torneo. A la FIFA poco le importó la estabilidad democrática en nuestro país. Lejos de quitarle la organización del mundial le solicitó a la Junta Militar su urgente ratificación. Fútbol y política no se mezclan dirían los popes de la federación internacional.

Las fuertes disputas entre el Ejército y la Marina por quedarse con el control del Ente Autárquico Mundial 78, provocó que el gobierno militar demorara cuatro meses el nombramiento del máximo responsable. Massera reclamó para la armada la organización del torneo. El propósito: utilizarlo como plataforma de lanzamiento para su proyecto político personal.

El Ejercito ganó la pulseada y el 7 de julio, siempre de 1976, Videla le tomó juramento a un hombre de su confianza el General en retiro efectivo, Omar Carlos Actis. El flamante titular adelantaría en sus primeras declaraciones que no se realizarán nuevos estadios y que el presupuesto para organizar el campeonato no superaría los cien millones de dólares. Para el 19 de agosto Actis convocó a una conferencia de prensa con el propósito de informar los proyectos del EAM 78. Ese día, en horas de la mañana y a pocas cuadras de su domicilio, en Wilde, fue asesinado.

El parte oficial diría que fue un ataque guerrillero llevado adelante por 4 Montoneros. La organización nunca se adjudicó el atentado. Actis fue velado en el Regimiento Patricios, el único integrante de la Junta Militar que asistió fue Videla.  Un informe interno del Servicio de Inteligencia del Ejército circulo por los despachos de los generales, pocos días después del atentado, con una sentencia rotunda: Al general Actis lo mató un Comando de la Esma.

Cuatro semanas después del asesinato de Actis, el Ejército y la marina acordaron los términos del manejo del EAM 78. Esta vez la armada pudo torcer a su favor la pulseada, porque a pesar de asumir la titularidad del ente el General Antonio Merlo, con José María Muñoz como asesor de prensa, el poder quedaría en las manos del Vicepresidente del organismo el Capitán de Navío Carlos Alberto Lacoste.

Lacoste, porteño, padre de seis hijos y plateísta de River, sería el hombre fuerte de la organización del Mundial. Logró presionar lo suficiente para que la cúpula de la Asociación de Fútbol Argentino, con dirigentes ligados al peronismo, renunciara, y colocó a Alfredo Cantilo como titular.

Para fines de noviembre de 1977 Lacoste ya era contralmirante y dueño absoluto de la organización del torneo. Según sus cálculos la argentina invertiría 420 millones de dólares (320 más que lo planificado un año y medio antes por el asesinado Actis) que se recuperarían con la venta de entradas y derechos televisivos. Para febrero del 78 los gastos superaban los 700 millones de dólares y el descontrol administrativo dejaría como saldo, una vez finalizado el mundial, una cifra difícil de precisar con exactitud, pero muy por encima de los mil millones.

La Junta Militar intentó sacar todo el rédito político posible del mundial. En 1977 pago un millón de dólares a la empresa norteamericana, especializada en relaciones públicas e imagen, Burton Marsteller, para que realice un diagnóstico y planificación de como contrarrestar el boicot al mundial que se había instalado en Europa impulsado por varias organizaciones internacionales. Algunos jugadores, como el capital holandés Win Van Henegem, habían renunciado a jugar el mundial 78 en repudio a la dictadura militar, una declaración similar planteo el alemán Paul Breitner.  Beckembaur y Cruyff declararon que tampoco jugarían por falta de garantías.

La reina de Holanda recibió infinidad de cartas de todo el mundo para que interceda y no permita que el seleccionado de su país participe en el mundial 78. Mientras el gobierno militar denunciaba una campaña de desprestigio argentino en el exterior, Anmisty international hablaba de la desaparición de entre 15 y 20 mil personas y la existencia de 8 mil presos políticos en campos de concentración.

Y llego el mundial, como era de esperar con estadios repletos en las presentaciones argentinas, pero con un público que no parecía ser el habitué de los domingos. El seleccionado de Menotti arrancó con una victoria frente a Hungría 2 a 1 que recién se consolida faltando 8 minutos para que termine el encuentro gracias al gol de Bertoni Después se le ganó a Francia 2 a 1 y siguió la euforia porque ese triunfo significó pasar a la rueda siguiente. Un traspié con Italia obligó a la Argentina a continuar en Rosario en donde derrota 2 a 0 a Polonia, empata sin goles con Brasil. Pero, como el seleccionado brasilero había acumulado más goles a su favor, Argentina llega a su último encuentro de esa rueda teniendo que enfrentar a Perú, al que debían ganarle por 4 goles de diferencia. A nadie le escapó que el 6 a 0 que le permitió a Menoti y sus dirigidos llegar va la final del mundial estuvo cargado de sospechas.

La cúpula de la Organización Montoneros instalada en Europa debatió que actitud tomar frente al mundial. Finalmente decidieron declarar una tregua en su lucha armada. Fue una decisión unilateral que se conoció en un documento bajo el título Argentina Campeón, Videla al Paredón. Montoneros realizó una conferencia de prensa clandestina en la argentina, para dar a conocer que durante los días que dure el mundial no realizarían atentados.

La organización que comandaban Galimberti y Firmenich busco hacer conocer esta decisión a la Junta militar enviando como mensajero al capellán montonero Jorge Adur, quien se entrevistó con autoridades de la iglesia de nuestro país. Adur tenía la veña del Vaticano que veía con buenos ojos una tregua pacificadora por el mundial de fútbol.

Jorge Adur se movió sin problemas en Argentina. Mantuvo reuniones con autoridades eclesiásticas a quienes le encomendaba trasmitir al círculo militar la tregua propuesta por Montoneros. El retornó de Adur a Europa fue vía Brasil, hasta allí no llegó la bendición protectora del Vaticano. Fue una víctima más del plan cóndor de mutua ayuda represiva entre las dictaduras del cono sur. Aún permanece desaparecido

La Junta Militar no busco formalizar esa tregua, pero lo cierto fue que en el mes de junio, mientras se disputaba el mundial 78 no hubo atentados ni operativos de los grupos de tarea. Algunos sobrevivientes de la Escuela de Mecánica de la Armada aseguran que si bien las torturas continuaron, en aquellos 25 días se notó cierta merma en su aplicación en relación al resto de los días. A pesar de esa tregua anunciada por Montoneros, la junta militar puso especial atención en el cuidado de las delegaciones que llegarían a nuestro país formando un grupo especial de rescate que estuvo al mando del por entonces Teniente Coronel Mohamed Ali Seineldin

Argentina derrotó con tiempo suplementario 3 a 1 en la final a Holanda con dos goles de Kempes y uno de Bertoni. Los Integrantes de la Junta Militar quedaron fotografiados en la tapa de los diarios con los brazos en alto, casi con la misma importancia que el abrazo de los jugadores argentinos. La Junta Militar había logrado otro triunfo.

La Junta militar organizó para la noche del 25 de junio una fiesta de clausura en el Plaza Hotel donde se entregarían trofeos y medallas. La delegación holandesa, dueña del subcampeonato, cumpliendo con lo que habían prometido con anterioridad, al aceptar participar en el torneo, no asistió.