La prestigiosa revista del mundo científico The Lancet, instaló en su portada una durísima crítica a los países ricos a quienes definió como egoístas. Lo hizo a través de un artículo del científico estadounidense Gavin Yamey resaltando el programa Covax de Naciones Unidas, lanzado en abril del año pasado, como una “hermosa idea de solidaridad” que perseguía el objetivo de acelerar y asegurar el ingreso de vacunas en los países con ingresos medios o bajos. “Desafortunadamente esto no sucedió”, asegura el artículo ya que las 2 mil millones de dosis de vacuna COVID-19 distribuidas por los laboratorios en todo el mundo, solo el 4% fue mediante el mecanismo creado por Naciones Unidas.
No solo los países ricos se muestran insolidarios, los laboratorios muestran los mismos valores. Pfizer, por ejemplo, firmó contrato con COVAX por 40 millones de dosis. Hasta mayo, apenas había entregado 1 millón del total comprometido.
La revista critica severamente a las naciones poderosas señalando que no tuvieron interés en ser solidarios. Yamey asegura que Covax “fue una hermosa idea, nacida de la solidaridad. Desafortunadamente, no sucedió, los países ricos se comportaron peor que las peores pesadillas de nadie”.
El artículo no pasa desapercibido en nuestro país. El viceministro de salud bonaerense, Nicolás Kreplak, afirmó, “esta es la situación del mundo hoy. La peor crisis de moralidad jamás antes vista. El problema es mucho más profundo que los contratos y la compra de las vacunas. Tenemos que construir una sociedad más igualitaria y soberana”.
La OMS estima que el mundo necesita al menos 11 mil millones de dosis de vacuna para acabar con la pandemia. En ese contexto, COVAX esperaba distribuir 2.000 millones de dosis en 2021. Hasta mayo, apenas llegó a 68 millones en todo el mundo.
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