A principio de diciembre pasado Vicentín cedió el 16,7% de sus acciones en Renova S.A. (un tercio de su participación en esa empresa) con el objeto de saldar deudas comerciales. Las adquirió una firma controlada por Glencore Agriculture, una multinacional con sede en Suiza, que es considerada la principal empresa privada dedicada a la compraventa y producción de materias primas y alimentos del mundo. La operación se hizo desde la filial Paraguay y se mantuvo oculta hasta después de declarar Vicentín la cesación de pagos. Su deuda por entonces se estimaba en 1.500 millones de dólares

Pocos días después, siempre en diciembre del año pasado, Vicentín le anuncia a sus proveedores y acreedores una situación de stress financiero y un mes más tarde, ya en enero de 2020, el director de Banco Nación, Claudio Lozano, presenta un informe letal sobre la situación financiera de la empresa. Tratando de buscar una salida la empresa ofreció un acuerdo preventivo extrajudicial pero no consiguió el acuerdo de los acreedores. El 6 de febrero, la empresa Gagliardo Agrícola Ganadera SA, que pertenece al grupo de la Constructora Obring, presentó en los Tribunales de Rosario el primer pedido de quiebra de Vicentín.

En total, la deuda de Vicentin asciende a 1.350 millones de dólares, de los cuales unos 1.000 millones están contraídos con los bancos y otros 350 millones con empresas del sector agrícola. De la deuda financiera con el sector bancario argentino, casi el 90 por ciento corresponde a la banca pública, encabezada por el Banco de la Nación que es acreedor por un monto superior a los 18.182 millones de pesos. Lo sigue el Banco Provincia, con más de 1.800 millones de pesos, el Banco de Inversión y Comercio Exterior (BICE), con 313 millones de pesos y el Banco Ciudad con 318 millones.