Difícil no interpretar que la vuelta a prisión de Amado Boudou se trata de una respuesta inmediata a la denuncia conocida en los últimos días poniendo a un fiscal federal, cercano a la estrategia del gobierno, bajo sospecha en una causa por extorsión.
Todo indica que en año electoral esta será la regla, golpe por golpe. La estructura de poder gobernante arma su campaña electoral alrededor de las denuncias de corrupción lanzadas contra sus antecesores. No tienen para mostrar muchos más. Todos los indicadores económicos son negativos, inflación y destrucción del empleo no podrán revertirse en el corto plazo que queda hasta el 27 de octubre. Ligar hasta el hartazgo a Cristina Fernández con la corrupción será el eje del discurso de la alianza Cambiemos, que ya tuvo una demostración de la caída de imagen con la derrota de su candidato a gobernador en La Pampa, Carlos Mac Allister, quien en la interna sufrió una dura paliza el último domingo ante el candidato radical. Los desaguisados en el poder judicial serán una parte de esa pelea, el circuito con Comodoro Py está bien aceitado y con una fortísima alianza con sectores mediáticos que ya fogonean la posibilidad una futura detención, la de Florencia Kirchner. No hay límites para la embestida. La alianza gobernante prepara munición gruesa. Los comunicadores oficiales anticipan la jugada y con cierto regodeo hasta confiesan que obtienen información de fuentes cercanas al poder. Le anticipan a Cristina que van por su hija.
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