Ante el Tribunal Oral Federal 4 se desarrolló en la sala Amia de los tribunales de Retiro la primea parte del juicio por presunto lavado de dinero contra el empresario santacruceño Lázaro Báez, que se encuentra detenido desde abril de 2016. “Convirtieron mi nombre en un sinónimo coloquial de la palabra testaferro, sin pruebas. Fui detenido injustamente hace tres años y siete meses. Destruyeron a mi familia, encarcelaron a uno de mis hijos. Persiguieron a todos mis socios y familiares”, comentó Báez para resaltar que todo eso lo hicieron con “el único objetivo de apuntar contra Cristina Kirchner y contra el peronismo. Fui, soy y seré siempre amigo de Néstor Kirchner”.

Báez expuso durante casi cuatro horas asegurando que sufrió “múltiples amenazas y aprietes de la AFI para que involucrara a la ex presidenta”. En ese contexto afirmó que sufrió ahogo financiero por parte del Estado y sus diversos organismos, como la UIF y la AFIP, quitándole obras en ejecución y por ejecutar. “Si yo colaboraba recuperaría mis empresas y bienes y mi libertad. A cambio, tenía que decir que yo era el testaferro de la familia Kirchner”, comentó.

En su exposición Baez dio nombres de abogados y periodistas que le acercaron propuestas para hacer recuperar su libertad a cambio de la colaboración que le pedían, inculpando a Cristina Fernández. Se refirió en duros términos al fiscal José María Campagnoli, señalándolo como parte de un complot junto con la diputada Elisa Carrió.