Si bien el tablero político electoral de la ciudad de Buenos Aires tiene un amarillo dominante, ratificado en la última elección de medio término, los distintos sectores que conforman el arco opositor van enhebrando estrategias en la búsqueda de encontrar en el 2019 un mejor posicionamiento.

El peronismo, con sus diferentes vertientes que en la Legislatura Porteña se presentan en dos bloques, sigue siendo la segunda fuerza política. Tiene por delante un enorme desafío en el intento de acortar la distancia que la alianza Cambiemos le lleva. Unir ideas e intereses de todos los sectores no es tarea sencilla. Las derrotas dispersan, separan y traen un caudal de críticas que se van disipando a medida que los intereses encuentran un cause en común. Un primer bloque de ocho legisladores es el de Unidad Ciudadana, comandado por el experimentado Carlos Tomada. Es, de los dos, el más duro en sus críticas a la gestión Macri-Larreta. Algo que, hasta ahora, se ve en las votaciones en el recinto. El segundo bloque, con cuatro diputados, es el Peronista que preside María Rosa Muiños. Se muestra menos filoso en sus embates dialécticos y cuenta con el apoyo de la estructura formal del PJ porteño, que comanda el Secretario General del sindicato SUTERH Víctor Santa María, que tiene un representante directo entre esos cuatro ediles, Santiago Roberto. Cada bloque, además, presenta sus propios y lógicos escarceos. La llegada de Mariano Recalde al ex Frente para la Victoria, parece atentar contra el estilo de conducción de Tomada. “Son distintos, posiblemente marcados por distancias generacionales”, justifican desde este sector minimizando las diferencias que son visibles cuando ambos se expresan en las sesiones parlamentarias. El ex titular de Aerolíneas Argentinas se ha puesto como meta ser el próximo Jefe de Gobierno. Muestra vocación en esa dirección. Se expone crítico y activo contra las políticas neoliberales que desparrama el oficialismo, y en sus intervenciones expresa conocimientos sobre la realidad metropolitana. Ya vendrán tiempos para buscar consensos que consoliden, o no, su candidatura en un distrito nunca propicio al peronismo, salvo cuando en 1993 ganó la lista para diputados nacionales que encabezó Erman González. Hay un acuerdo en ciernes, si la postulación de Recalde se consolida, el año próximo será quien presida el bloque. Recién para entonces, se verá la posibilidad de acordar un camino de unidad con el que conduce Muiños.