Por Claudio Leveroni

La futura oposición, en el rediseño del mapa del poder institucional en el país, va tejiendo su propio esquema de representatividad a partir de sus ganadores y perdedores en las elecciones del último domingo. El dudoso 40% que acumuló Mauricio Macri (el 10 de noviembre se conocerá el escrutinio definitivo) es reivindicado por sus cercanos del PRO como un indicador claro que el mandatario saliente será el principal opositor. Es un argumento que esgrimió Jorge Macri (ganador con el 62% en Vte. López) después de visitarlo el martes en la casa Rosada. El primo más pobre, ahora no ninguneado por el más rico, busca fortalecer la idea de liderazgo del presidente saliente que puede no ser tal.

La alianza Cambiemos tiene otros socios que reclaman modificaciones en el esquema de poder interno que existió durante cuatro años, culminando con el rotundo fracaso electoral. El gobernador de Mendoza, el radical Alfredo Cornejo, dio vuelta el resultado de las primarias en su provincia obteniendo el 50% de los votos el domingo pasado. Se encuentra en condiciones de aglutinar voluntades dentro del centenario partido para presentarse como un referente central de la oposición futura. Además, acumula facturas pendientes por maltratos recibidos desde Balcarce 50 en los últimos años. Cornejo representa un núcleo de radicales con ganas de plantear el divorcio con lo que ahora definen como el ala más derechizada de la alianza. No todos los boina blanca opinan así.

El radicalismo porteño, con el manejo de Enrique “Coti” Nosiglia, podría mantener independencia política, en relación a sus pares nacionales y seguir sosteniendo su alianza con el tercer sector que pugna por representatividad opositora, centralizado en la figura de Horacio Rodriguez Larreta. El jefe de gobierno de la ciudad alcanzó el 52% de las voluntades porteñas en las urnas, cinco puntos más respecto de las primarias. El pelado, como gustan llamarlo internamente, seguirá contando en ese recorrido hacia un mayor protagonismo para el 2023, con la cascoteada María Eugenia Vidal. La gobernadora pasó de ser la potencial candidata presidencial, pulseando con Macri, a la gran derrotada. Su mala performance, 17 puntos debajo de Kicillof, fue un cachetazo de los bonaerenses que la anoticiaron del fracaso de su gestión.