Como se esperaba, de acuerdo a las posturas definidas en los últimos días, el senado de la Nación rechazó la ley de despenalización del aborto que contaba con media sanción de diputados. Con 38 votos en contra, 31 a favor y 2 abstenciones, los representantes de las provincias cerraron, a las 3 de la madrugada, una jornada que llevó 17 horas de debate.

Afuera del Congreso miles de personas soportaron las inclemencias del tiempo a la espera de una determinación. La movilización, especialmente de mujeres, fue la postal demostrativa que el tema representa una necesidad que es bandera en la lucha del colectivo femenino. El debate dejó apostillas con discursos encendidos, como el del senador Fernando Pino Solanas, quien después de definirse católico, abordó sin medias tintas la presión ejercida por la Iglesia Católica. Adolfo Rodriguez Saa fue uno de los que le respondió señalando que votaba (en contra de la ley) por sus convicciones de puntano, cuyano, peronista y católico. Más temprano Urtubey descargó ofreció un enroscado discurso en el que señaló que “hay casos en los que la violación no tiene violencia sobre la mujer”. La mendocina Anabel Fernández Sagasti los calificara como “una bestialidad de la época de las cavernas”. El salteño, después quizo aclarar que no dijo lo que dijo. El rionegrino Pichetto destacó que más tarde que temprano esta ley será sancionada. En el mismo sentido se expresaron varios legisladores, inclusive los que votaron en contra de la ley. La ex Presidenta Cristina Fernández sentenció que “no hay dos vidas, tres vidas, hay una sola vida y hay que defenderla siempre” y aseguró que la terminó convenciendo de votar por la ley la extraordinaria movilización de las mujeres, en especial las nuevas generaciones. Párrafo aparte para la pobre conducción de la sesión que tuvo la vicepresidenta Gabriela Michetti. Además de insistir con modos intempestivos el respeto a los tiempos acordados para los discursos, no le permitió a Nora Cortiñas asistir a un palco para presenciar la sesión. La Madre de Plaza de Mayo debió seguirlo desde el despacho de Pino Solanas, quien se encargó de relatar este desplante de Michetti durante su discurso en el recinto.