Éramos tan pobres. La frase que se multiplicó en la boca de miles de argentinos en los años que Alberto Olmedo dominaba el escenario humorístico nacional, se hizo carne en la sala de prensa de la Legislatura Porteña.

La maratónica última sesión ordinaria del año en el Palacio Ayerza se extendió por más de 13 horas. No fueron solo discursos informantes de proyectos o críticas a los mismos. Hubo incorporaciones sorpresivas sobre tablas, y retiro de otras propuestas. Todas cargadas de polémicas y apresurados movimientos. Los periodistas que cubren la tarea parlamentaria, recorriendo el surco entre el recinto y la amplia sala que los cobija habitualmente, arrastraban el cansancio natural de semejante maratón de atención.

En medio de ese ir y venir llegó la noticia que llegaría un refresco para matizar el tiempo, saciando el hambre y la sed. Lo complejo que resultó entrar y salir del edificio, acordonado por las fuerzas de seguridad, dificultó la compra de alimentos. La puerta se entornó y llegaron seis cajitas de plástico repletas con cubitos de hielo (foto). Unidas, conformaron la postal de la misiadura porteña.