Por Claudio Leveroni

La sorpresiva candidatura de Alberto Fernández al frente de una fórmula que integra Cristina Fernández, movió el tablero de las negociaciones político electorales en todo el país. La Capital Federal, siempre tan reacia al peronismo, no es una excepción. La ciudad es el lugar de pertenencia de Alberto Fernández, no es difícil imaginar que su renovada influencia permitirá encauzar las negociaciones internas para evitar confrontaciones que generalmente son desgastantes.

El sábado último hubo un acto en Ferro, un gran locro por el 25 de mayo que organizó Nuevo Espacio de Participación (NEP), sector interno que tiene a Juan Manuel Olmos como principal referente, un sutil armador en las negociaciones puertas adentro del peronismo porteño. NEP apoya la candidatura para Jefe de Gobierno del legislador Mariano Recalde, presente también en la comilona de Caballito. La legisladora María Rosa Muiño, referente del esquema organizador del acto, tuvo una participación preponderante. Fue la oradora que antecedió el cierre de Alberto Fernández quien, una vez sentado, quedó flanqueado por los anfitriones Olmos de un lado y Muiños del otro. Los gestos nutren a la política, son una invitación a saber leer por donde transitan los hechos. Al locro asistió prácticamente todo el abanico peronista y aliados locales. Tuvo presencias tan amplias que incluyó a todos los referentes del frente Ampliar, el espacio que impulsa a Victoria Donda para la Jefatura de Gobierno. “Alberto trabaja para que la unidad se exprese en una lista única”, le confiaron al cronista de CP. Estaban todos, cierto. Sin embargo, en el tren de las aspiraciones aún se mantiene cada uno en su asiento. Forjar un lugar es una tarea titánica y una legítima ambición para todo militante de la política. Si no hay lista única al menos habrá compromisos para el día después. Posiblemente, aprovechando que lo permite la constitución de la ciudad, uno de esos compromisos esté relacionado con el armado de la fórmula. El pacto establecería que el ganador de las PASO encabece la fórmula y el perdedor acompañe. El resultado podría ser Donda-Recalde o Recalde-Donda, según resulte la primaria. Un segundo compromiso, que ya es tema de debate interno, es no poner piso para el intercalado de las listas, dejando que el sistema D’Hondt sea el distribuidor de los lugares de acuerdo a los porcentajes que le corresponda a cada lista a partir de los votos que obtengan en la primaria. En este punto también se tendrán que poner de acuerdo en cómo se resolverá esa distribución, teniendo en cuenta la paridad de género que establece la ley.